CONOCE LAS EMOCIONES QUE AFECTAN AL TOMAR DECISIONES
Cada
persona tiene un propósito de vivir y actuar ante cualquier acontecimiento, ya
sea en la vida cotidiana y laboral; estos siempre dirigidos por 3 componentes
básicos: acciones, pensamientos y emociones.
Son
justamente estas últimas, las emociones, las más antiguas y básicas de toda
nuestra gama de reacciones, y aunque hemos tenido miles de años para aprender a
controlarlas como especie, aún nos siguen dominando.
Si bien es necesario hacer unos ejercicios para la memoria y hacer recordar lo que pasa cada vez
que accionamos o reaccionamos desde las emociones, por aquí te hacemos conocer
cuáles son esas emociones que afectan al tomar decisiones.
1.
Hiperexcitación: conseguir la meta a todo costo
Apostarlo
todo, darlo todo, no quedarse con nada o no guardarse nada está bien, esa es de
hecho una actitud de los ganadores; sin embargo, si las decisiones no se
toman correctamente y si no se miden las fuerzas, es una postura que nos puede
llevar a la derrota. Dar todo de nosotros es bueno, nos hace diferentes pero
existen consecuencias de las que nos podamos arrepentir más adelante, saberlo
controlar estaría bien.
La
hiperexcitación es emocionarse de más, lo que puede acabar significando dejarse
llevar sin evaluar riesgos y consecuencias. Lo que al final puede acabar en
fracaso.
De
vez en cuando es bueno pensar en lo mejor para nosotros, pero sin exagerar.
¿Está mal pensar que siempre saldremos ganadores
de lo que sea que afrontemos? No, no está mal, está muy bien, sobre todo si ese
es nuestro pensamiento desde el inicio. Pero, si estando en la carrera, nos damos
cuenta de que no llevamos buen camino, bajarse del barco puede significar salir
vivo del asunto.
Muchas veces uno simplemente, se deja llevar
por las emociones; la clave esta en darse cuenta, pues este exceso de euforia
no nos lo permite. Si al momento de tomar una decisión te das cuenta que no has
evaluado los riesgos ¡Detente! Estas cegado por tus emociones.
2.
Ansiedad, puede empeorar tus objetivos.
Nos
afecta a todos alguna vez, de hecho puede llegar a ser patológica. Muy
patológica.
Es
típica de cuando se aproxima un evento grande o importante en nuestra vida. Muchos
deseamos que todo nos valla bien, sin ningún error o si nos ponemos nerviosos pensando qué hacer
si algunas cosas salen mal… Calma.
La
ansiedad tampoco nos permite pensar bien, pero en este caso es porque pensamos
demasiado. Nos imaginamos miles de escenarios y damos vida a cientos de
supuestos dignos de un guion de las mejores películas de Hollywood.
La
cuestión está en saberlo llevar de acuerdo a cómo se estén dando las cosas,
contar con un poco de paciencia sería bueno para uno mismo y no estar pensando
tanto en el asunto.
Con
tantos pensamientos la mente colapsa y la toma de decisiones se hace más
complicada y riesgosa. ¿Por qué riesgosa? El asunto se nos puede complicar cuando no tenemos
en claro lo que queremos, porque estamos decidiendo en base de escenarios
hipotéticos y no de cifras o hechos claros.
Tomate
varios momentos al día para respirar profundamente y aquietar tu mente; apaga
el Smartphone y hazle saber a todos que no te moleste.
Prioriza
y no te preocupes, todo con calma.
3. Pensar
en negativo al extremo: “no puedo”
Al contrario de los dos casos anteriores, la negatividad no invita a la acción, sino a la parálisis. Invita a
quedarnos contemplando y a no hacer nada porque igual todo nos saldrá mal o no
se podrá hacer.
Si pensamos en que todo está en nuestra contra,
pues definitivamente, las cosas pensadas no se realizarán como uno lo ha
imaginado.
A
veces hay entornos que invitan a ella, pero levantar la mirada y ver más allá
de nuestros horizontes puede ser alentador. La tormenta pasará, no va a llover
toda la vida. Pero… ¿Estaremos preparados para cuando salga el sol?
Definitivamente es una pérdida de tiempo,
pues la negatividad nos hace perder todo tipo de esfuerzo, con ella nos
trazamos metas bajas y
menospreciamos nuestros logros; es como si nuestra propia sombra nos tapase el
sol.
Reconoce
tus habilidades y tus logros; mira alrededor y date cuenta de que hay mucha,
pero mucha gente saliendo adelante en circunstancias similares o peores. Existen
casos logrados a pesar de haber estado en circunstancias peores a nosotros y
aún así nos quejamos.
Toma
tiempo para inspirarte y permítete divertirte y reírte. Ahuyenta a esas nubes y
vuelve con la mira en el objetivo.
“el
no intentarlo, te hará sentir peor”… Recuérdalo
4. Ira
o rabia
A
todos nos ha pasado que nos hemos dejado llevar por la ira una u otra vez. No
tenemos reparo en decirlo porque es cierto, lo malo es que nos pase cada vez
más.
La
ira nos hace completamente ciegos ante el entorno y nos motiva a hacer las
cosas por venganza, haciéndonos olvidar el motivo verdadero por el cual estamos
en un lugar o en un camino.
Perdemos
la concentración y la motivación real… pero lo peor de todo es que deja el
arrepentimiento. La ira puede llevarnos a hacer cosas inimaginables, tanto que
hasta da miedo, de repente no nos damos cuenta de los riesgos posibles, pero
cuando esto ya se haya realizado, será muy tarde.
En
ese arrebato no pensamos; pero como nada es para siempre, seremos consientes
otra vez, cuando ese momento llegue no querremos enterarnos de que hemos hecho
un desastre de nosotros mismos.
Finalmente,
cuando tengas momentos para ti, internaliza tus pensamientos, tranquiliza tu
mente. Agradece y perdona.
Si
deseas tener más información, ingresa a nuestra página de HUNTHOR y conoce más
de nuestro servicio.
Comentarios
Publicar un comentario