¿TUS COLABORADORES RENUNCIAN?
Tener a una persona emocionalmente adecuada y contenta con la organización repercute, sin lugar a duda, en la productividad de una empresa. Sin embargo, dentro de las organizaciones no siempre se cuenta con este tipo de colaboradores y esto se debe por diversos factores, entre ellos está la mala relación con su jefe.
Según Forbes, el 75% de los trabajadores deja su trabajo
por una mala relación con el jefe, sobre todo debido a que, algunos jefes están
acostumbrados a utilizar su poder para menospreciar al otro, cuando en realidad
el jefe tiene la responsabilidad de enseñar, impulsar, dirigir e inspirar a
otros a ser mejores profesionales.
Hemos identificado tres cosas que pueden servir, si eres
jefe o si eres cualquier colaborador, a expresar tus emociones de una manera
más asertiva.
1. La calma es la clave: Ante una situación que genera
emociones de tensión, lo mejor es romper el estado. Hay que salir del lugar, ir
a un ambiente diferente, caminar, si se está en un edificio dirigirse a otro
piso. La respiración profunda de manera repetitiva ayuda a que la tensión
depositada en cualquier parte del cuerpo se libere al oxigenar mucho más
nuestros pulmones y hacer circular la sangre de manera más fluida, verás que poco
a poco la tensión irá desapareciendo y estarás más calmado para recuperar tu
centro otra vez y afrontar mejor cualquier situación.
2. La empatía de ver la situación a través de la mirada de
otros: Lo que normalmente hacemos en la vida diaria es pensar en que tenemos
razón absoluta, y nos indignamos cuando vemos que nos dicen que estamos
equivocados, el entendernos con nuestros jefes y pares va a requerir de la
habilidad que tenemos de mirar el mundo también a través de los ojos de otras
personas. Esta habilidad se llama empatía, y ojo, que esta no se caracteriza
por ponerse en los zapatos del otro, sino simplemente en ponerse en su mirada, aun
cuando pensemos que no tienen razón y nosotros sí, la empatía tiene la
característica de ver a otro como un legítimo otro igual de valioso que tú, y
eso ya es suficiente para entablar comunicaciones que, en vez de que sea una
lucha constante y eterna, sean nuevas y mejores negociaciones en la que se
generen un ganar – ganar para ambos a partir de sus diferencias.
3. Definir el objetivo de la comunicación: Cuando tenemos
emociones y necesitamos comunicarlas, muchas veces salen impulsiva-mente y sin
pensar, una buena forma de comenzar a entrenarnos en la habilidad de regularla
es enfocarnos en cómo comunicarla a partir de nuestro atrevimiento a mirar la
situación desde la mirada del otro. Pregúntate antes: ¿Qué es lo que quiero
conseguir con esta conversación y para qué me sirve a mí, a mi equipo y a la
organización?
Las emociones bien encausadas generan grandes cambios y
empoderan equipos, cuando esto ocurre se genera una mayor cohesión en la
organización, una mejor ecología para todos los miembros y un mejor desempeño
en el logro de sus resultados.
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